Ejemplo de humildad: Trajano
El emperador Trajano, rodeado por su ejército, con las águilas imperiales se detiene a escuchar la súplica de una viuda que se encuentra junto a su caballo.
La mujer parecía decir:
-Señor, hazme justicia por mi hijo asesinado que me hace sufrir.
-Espera que ya volveré- le contesta.
-Señor mío, ¿y si no volvieses?
-Entonces quien esté en mi lugar lo hará.
-Y el bien que haga otro, ¿de qué te servirá si olvidas tu deber?
(Purg. X)
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